Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la ciudad de Cuenca es una de las más bellas de la región de Castilla-La Mancha. Se trata de un destino que puede visitarse fácil y tranquilamente en una excursión de un día en autobús de alquiler. Perderse en las callejuelas de su casco histórico y, sobre todo, maravillarse con las famosas casas colgadas, son algunos de los atractivos que Cuenca esconde para que los descubráis.
Salidas desde: cualquier punto de Madrid, Toledo, Guadalajara y Valencia.
Cuenca está a una distancia de Madrid de aproximadamente 170 kilómetros y se localiza al este de la capital española. Es una distancia que puede recorrerse de manera cómoda con vuestro autobús de alquiler con conductor de Madrid. Todo lo que tenéis que hacer es decirle al conductor que os recoja a primera hora de la mañana y así podréis aprovechar más el día en Cuenca. Ya sabéis el refrán: “A quien madruga, Dios le ayuda”.
Desde Madrid tenéis alrededor de dos horas de viaje en autobús hasta Cuenca, por lo que podéis echar el último sueñecito en el asiento antes de llegar a la ciudad. Será un día de caminar mucho, así que no es mala idea hacerlo.
La primera parada de vuestra excursión de un día a Cuenca no podía ser otra que las casas colgadas, símbolo indiscutible de la ciudad. Erróneamente, la gente las denomina “casas colgantes”, pero vosotros comenzaréis la visita sabiendo cuál es la denominación correcta.
Decidle al conductor del bus que os deje en el Puente de San Pablo, desde el que tendréis una maravillosa perspectiva de las casas colgadas. Antiguamente, toda esa fachada que observáis sobre el río Huécar estuvo dominada por casas colgadas, aunque, hoy en día, solo se conservan tres. Su origen es incierto y las reconoceréis por sus balcones de madera.
Si tenéis intención de visitarlas por dentro, tenéis que saber que, en la actualidad, una de ellas acoge un mesón y las restantes albergan el Museo de Arte Abstracto español. El museo está abierto de martes a sábado por la mañana desde las 11.00 horas y por la tarde y los domingos solo por la mañana. La entrada es gratuita.
Antes de entrar, despedíos del conductor del autobús y decidle que os recoja por la tarde para el regreso a Madrid, pues podréis visitar Cuenca fácilmente a pie. Todo lo que tenéis que ver está en el propio casco histórico.
Otro de los edificios emblemáticos de Cuenca es la Catedral de Santa María la Mayor, que se erige como uno de los ejemplos más tempranos de la arquitectura gótica en España y se localiza en la Plaza Mayor. Su vistosa fachada destaca por sus tres puertas con arcos y el grandioso rosetón central.
La Catedral de Santa María la Mayor puede visitarse de lunes a viernes de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 17.00 horas y los sábados y domingos en horario ininterrumpido. La entrada cuesta 3,80€ por persona e incluye audioguía. Si sois un grupo de más de 15 personas con guía acreditado, pagaréis solo 3€ por persona.
Después de entrar en la Catedral, tomaos vuestro tiempo para pasear en la Plaza Mayor. En este vistoso espacio también se ubica el Ayuntamiento, que data del siglo XVIII, y el Convento de las Petras.
Si atravesáis los portales porticados del Ayuntamiento, llegaréis a la calle Alfonso VIII, una de las vías principales del casco histórico de Cuenca y en la que se encuentra la Casa del Corregidor, una esplendorosa casona.
Después de la caminata por el casco histórico, es hora de reponer fuerzas. No tendréis que iros muy lejos, pues el restaurante que os recomendamos está en el casco histórico. Haced un alto en el camino en el restaurante El Secreto, un lugar con una decoración muy original y donde podréis probar los platos típicos conquenses como el ajoarriero (un guiso de patata con bacalao, ajo y huevo) o el morteruelo (una especie de paté grueso de cerdo). Si vuestro chófer del autobús está de paseo por allí o está de turismo también, invitarle a comer allí sería un buen gesto. La mayoría de los restaurantes (quizás en Cuenca también) invitarían al guía o chófer que acompaña a los grupos a comer un plato del menú del día en la barra.
Después de comer, podéis adentraros de nuevo en el centro histórico en busca del siguiente destino. Si tomáis la calle del Alcázar, llegaréis a la Plaza de Mangana, donde se alza una torre del mismo nombre. Se trata de otro de los símbolos de Cuenca y que lleva marcando la hora desde el siglo XVI. Su nombre proviene del árabe ‘al-mangana’ y significa ‘máquina’. En esta área estaba enclavado antiguamente, de hecho, el barrio árabe.
Aunque prácticamente no quedan restos de la antigua muralla árabe, lo cierto es que puede resultar interesante acercarse hasta el sitio donde se conserva el majestuoso arco de la puerta de entrada. Se trata del Arco de Bezudo y es un lindo lugar para contemplar las aguas del río Júcar y para poner el broche final a la excursión de un día a Cuenca.
Es el momento de regresar al sitio en el que habéis quedado con el conductor, que ya os estará esperando. Si el punto de encuentro es un parking, golpead la puerta del autobús, pues quizás el chófer se encuentra echado la siesta en los asientos de atrás. No os preocupéis, ya que es una buena costumbre de todos los conductores y una buena estrategia para mantenerse fresco y atento durante el viaje.
Subid al autobús y sentaos en los asientos, pues seguro que ya teníais ganas de descansar. Llegaréis a Madrid en aproximadamente dos horas, un tiempo más que suficiente para compartir las experiencias del día con vuestros compañeros o, simplemente, para cerrar los ojos.
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